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Cristina Grande

SILENCIO

“Hay cosas de las que es mejor no hablar” es una frase que, como toda frase hecha, suena bastante hueca pero que tiene su parte de verdad. Las cosas que no se cuentan pueden llegar a momificarse en un rincón oscuro de la memoria. Eso ocurre en muchas familias cuando, por poner un ejemplo, no se nombra a alguien que ha desaparecido por un motivo que también se olvidará a fuerza de no nombrarlo. Mientras tanto, la vida sigue. En el ámbito público sucede algo parecido. El cadáver de Marta del Castillo nunca se encontró, ni en el vertedero ni en ningún otro lugar. Se ha dejado de hablar de ella y da la sensación de que el silencio contribuye a perpetuar su desaparición. Por eso me alegra que periódicamente se nombre a Publio Cordón, pues significa que hay quien no se rinde, que los nombres son importantes. Y por eso mismo me entristece el silencio general sobre la muerte y posteriores investigaciones en el caso de Luis Bernal, vecino del barrio de la Magdalena brutalmente asesinado a finales del mes de junio. Hay cosas, sin embargo, que me plantean dudas: la decisión del gobierno de no seguir dando cuenta de todos los casos de contagiados por el virus de la gripe A quizás sea una buena decisión, ya que hablar de ello no contribuye a la solución del problema. Pero en ese caso, ¿de qué sirve hablar masivamente de los crímenes terroristas? ¿Les consuela a los afectados que los medios de comunicación estén encima y que las autoridades les den el pésame ante las cámaras? ¿No estaremos con ello contribuyendo a perpetuar el nombre del terror, sus siglas, y por tanto su misma existencia?

Heraldo de Aragón (5-8-2009)

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