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Cristina Grande

MODELOS

Me encantan esas mujeres mayores, viejas de capital (así las habría llamado mi abuela), que suelen fumar en las paradas de autobús. No siempre son flacas, puede que incluso estén rellenitas. Algunas, muy pocas, lucen sus canas con naturalidad y a ésas en concreto no les importa que las llamen “viejas”. La mayoría son viudas, pero también las hay casadas y solteras de toda la vida. Puede que se ocupen de sus nietos cuando les toca, pero no renuncian a sus actividades cotidianas, sus pequeñas rutinas, como ir al Cinema Elíseos (pongan lo que pongan) o visitar a un pariente con Alzheimer una vez por semana. Lo que une a todas estas mujeres, me parece a mí, más que el lugar donde residan, es su inquietud, ese no parar quietas a pesar de los años. La vieja que llevo dentro tiene desde niña una peligrosa tendencia al apalancamiento, el peor enemigo del cerebro humano, por eso se fija mucho, y toma como modelos a las de su edad que son generosas con la vida. Una de ellas es Ana Mª Moré, que vive en Lérida y es capaz de coger un taxi para asistir a una represanción en el Liceo o para visitar a su queridas amigas de Zaragoza. Ni su quebradiza salud ni nada parecido a la pereza le impiden hacer lo que se propone. Cada año nos envía una enorme caja de “panallets” artesanos, que ciertamente son una exquisitez. Dice que por cada “panallet” que comes, sacas un alma del purgatorio. Es el día de los difuntos y recordamos a los que permanecen guapos y jóvenes en el álbum familiar, que es una especie de limbo para quienes nos dejaron antes de tiempo.

HERALDO DE ARAGÓN (3-11-2009)

1 comentario

Angeles -

Un modelo de generosidad a seguir estas señoras. Porque solemos buscar el Cielo en la aprobación de los demás y no, sólo lo encuentras en tu propio comportamiento hacia ellos. Animo con esos artículos generosos.