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Cristina Grande

LEOCADIA

Artículo publicado en Heraldo de Aragón el 30-12-2007

 

    Leocadia Zorrilla y Galarza nunca fue ama de llaves. Tenía sólo diecisiete años cuando su prima por parte de los Galarza se casó con Javier, el primogénito de Goya. En la boda debió de producirse un flechazo entre el pintor, que tenía entonces 59 años y estaba casado con Josefa Bayeu, y la joven Leocadia. Romance y escándalo vendrían juntos. Al casarse con un joyero madrileño de origen alemán, Leocadia adquirió el apellido Weiss, puede que para lavar el honor de su familia. A juzgar por las capitulaciones matrimoniales, el joyero no aportó nada de nada, tan solo una serie de cláusulas que después de la separación dejarían a Leocadia en la más absoluta ruina. El hijo mayor del matrimonio se quedó con el padre. Goya y Leocadia marcharon a Francia con los dos pequeños Weiss. Se ha hablado mucho de Rosario Weiss (dos de sus dibujos, hace sólo unos días, salían por un alto precio en una casa de subastas madrileña), pero poco se sabe de Guillermo, dos años mayor que Rosario y que quizás también era hijo del pintor. Por su postura abiertamente antimonárquica, Leocadia, como Goya, fue una exiliada política. Su vida no debió de ser fácil. No es extraño que en el retrato de dama con mantilla (adquirido por el Gobierno de Aragón en 1991) parezca mayor de lo que era, como suele suceder a las mujeres que viven con hombres de más edad. Sus cejas y su mirada, sin embargo, son "leocadianas" casi sin duda, iguales a las de la Manola de la Quinta del Sordo. Su postura, la dignidad con que posa, y el respeto que le muestra el artista deberían hacernos pensar que lo de "ama de llaves" no iba con esa mujer, mujerona, que fue enterrada (sin nombre en la lápida) en el panteón de los Goya.

1 comentario

octavio -

me alegra volver a leer tus columnas
bs
octavio