PRESENTIR
Tormenteaba en Huesca la tarde del jueves. Me cubrí la cabeza con un pañuelo de seda que había comprado unos días antes en una tienda exótica de Madrid. Habíamos dejado el paraguas olvidado en un armario y nos chipiamos por la calle del Parque camino del hotel. Busqué la mirada cómplice de unas mujeres musulmanas. Dice el Diccionario de la RAE que “presentir” (en su segunda acepción) es “adivinar algo antes que suceda, por algunos indicios o señales que lo preceden”. Por suerte, había puesto en mi maleta la plancha para el pelo que me regaló mi amiga Eva hace casi un año. Me gusta presentir ciertas cosas nimias. Cuando lo que presiento es algo más importante, me digo a mí misma que en realidad me estoy haciendo ilusiones. Había soñado despierta que la presentación de mi novela en la librería Anónima sería muy bonita, que Chema y Ana actuarían como estupendos anfitriones, que Carlos Castán (igual que en las presentaciones de mis anteriores libros) descubriría aspectos ocultos de mi obra, que Ismael Grasa vendría con su familia, y Pedro Vila con su mujer, que mi amor me sonreiría todo el rato para apaciguar esa eterna inquietud que nos atenaza a los de secano. A veces las cosas suceden incluso mejor de lo que habíamos soñado, con fascinantes detalles añadidos, y es entonces cuando la felicidad se convierte en un hermoso cristal transparente. Vino a saludarme un primo de María Salillas, que es una de las heroínas de estos “articulés”, y cuando le pregunté su nombre para dedicarle el libro, me dijo: “Pon sólo para Salillas”. Tomamos vino del Somontano y un espectacular queso francés. Tenía ganas de llorar, pero no lo hice.
Heraldo de Aragón, 20-4-08.
4 comentarios
manuel sáenz -
Antonio F. -
Javier Delgado -
Quiero darte la enhorabuena por tu áultima novela y por la atención que ha suscitado en importantes medios de comunicación. Me alegro muchísimo de ver que tus cosas van alcanzando el lugar que merecen. Vivo ahora un poco "retirado" por razones de salud, pero te sigo con interés y admiración. Enhorabuena otra vez. Un cordial saludo,
Javier Delgado
Martín Revelo -
Me gustan tus entradas de blog porque me dan ganas de contestar.
El café estaba malísismo.
Rafael Chirbes me recuerda a Thomas Bernhard, al que no es conveniente leer en primavera.
¿De qué te conozco?